No tenemos que desplazarnos mucho para encontrar lugares mágicos a nuestro alrededor, y es el caso de la «Cueva de la luna» en Titulcia, en la Comarca de las Vegas, Magmadrid. La cueva está «dentro» de un restaurante, y son los dueños los que deben darte permiso para bajar, ellos son los fieles guardianes del lugar.

Visité este lugar hace bastantes años, y ahora, recordándolo, quiero volver. No son cuevas en si, es una construcción abovedada, se supone que aprovechando la existencia de una cueva, de forma rectangular. Se supone un origen carpetano, tribu posterior a la celta, prerromana, pero también hay vestigios de la Orden del Temple y conexión con el todopoderoso Cardenal Cisneros.

Más que una cueva parece una construcción hecha a propósito y derrumbada. Tiene una planta cuadrada, y una cúpula, y doce tramos de pasillos con hornacinas y pasillos sin nada, que no conducen a ningún sitio…

Se accede a ella bajando unos diez metros, se llega a un salón circular con una humedad impresionante. En esta cúpulas podemos ver en el techo una cruz paté, ligada a los templarios. Se dice que hay una energía ligada a las mujeres, y con ello, a la energía femenina, la Diosa, la madre Tierra, Virgen María… De hecho , las mujeres deben dar tres golpes en la puerta antes de bajar, pedir un deseo, y si se cumple, traer flores. Hay que decir que el lugar se encuentra siempre lleno de ramos de flores….Tres golpes como las tres fases de la mujer, doncella, madre, anciana.

Hay dos zonas en las que se puede sentir gran actividad energética, en la sala circular y en una de las galerías, lo que supone el lugar sagrado. Se siente algo especial,sobre todo, las mujeres… Dicen que una mujer sintió una voz que decía: «Dame tu luz». Quizá la cueva eche de menos los paseos de las mujeres, a la luz de las velas, emanando amor , porque de la cueva no saldrás siendo el mismo. Es un lugar de buena energía, aunque haya un fantasma que lo guarde, un fantasma sereno, como Helena Ravenclaw.
Un lugar que pide y da amor a quienes lo perdieron o van a buscar.

Todo aquel que vaya con el corazón puro tendrá  accesibilidad a la verdadera luz que emana en este lugar.
El misterio, aunque lo busques, es él quién te encuentra a ti.