Después de leer este post seguro que tendrás ganas de organizar un viaje a la ciudad de las cien torres, una ciudad medieval que ha cambiado a lo largo del tiempo sin perder su encanto.

Desde los celtas, después los romanos, mas tarde parte del imperio austro-húngaro, se fue conformando diferentes ciudades, hoy todas unidas, absorbiendo toda la esencia de la historia. Ya en el siglo XX fue invadida por los nazis, pasando a u régimen comunista, y tras la Revolución de Terciopelo consiguió su independencia.

Toda esta historia convulsa es la que la hace diferente y cambiante. A mi me dio la sensación de viajar al pasado, como viajar a los años noventa, es como si este país hubiera perdido una parte de su tiempo bajo el comunismo.

Desde sus calles, hasta sus gentes, tranquilas y amables, hasta su gastronomía, hacen de esta ciudad una visita inolvidable.

Me alojé en la Plaza de la ciudad Vieja, cada mañana mi primera imagen era la de la iglesia gótica de Nuestra señora de Tyn, con sus torres picudas cual castillo de Hogwarts, y la del reloj astronómico y el antiguo ayuntamiento.

Callejeando encuentras la torre de la Pólvora, y otro lugar precioso es la plaza de Wenceslao. Aqui hay una galería comercial, el pasaje Lucerna, precioso, te trasladas al pasado, muy parecido al Ledelholm Market en Londres. Debido al clima frío y lluvioso, este tipo de galerías eran las utilizadas. Allí veréis algo mágico y diferente: una estatua ecuestre…¡al revés! ¡Una auténtica pasada! Es obra de David Cerny, y deberías disfrutar de todas sus obras cuando viajes allí. En la galería Lucerna, esta la estatua de Wenceslao , el tipo montado sobre un caballo muerto boca abajo, polémico porque Wenceslao es un héroe para los checos. Cerca de alli esta la cabeza de Kafka, realizada con cubos de acero inoxidable en movimiento, realmente mágica.

Otra es la de mujer embarazada y feto, iluminada en rosa, otra la de bebés gigantes de bronce sin rostro, sólo con un código de barras en el rostro, mostrando la deshumanización de la sociedad. Dos hombres de bronce orinando sobre el mapa de la república te esperan a la entrada del museo de Kafka, y el mismísimo Sigmund Freud aparece colgado de una viga con una mano metida en su pantalón… No, no parece obra de un artista muggle, ¿no creéis?.

Como en solo post es imposible contaros todo el viaje, os dejo una anécdota y seguimos en otro.

¿Sabíais que un actor de la saga de Potter canta en la ciudad de Praga y nadie le reconoció? ¿Adivináis quien pudo ser? Es mi favorito, sin duda…

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